Dos desonocidas a once mil km de distancia dispuestas a traicionar sus textos por

TREINTA DENARIOS

miércoles, 11 de agosto de 2010

Que perdí? no recuerdo.

La resaca de la mentira se acumula en el cajón del pan, y el pan, en cambio, queda guardado con tus halagos de ayer, aprendí a besarlo antes de tirarlo, morirás envenenado como la mujer del entre-techo, como en la historia de Carlos Pinto, no quiero parecer burlesca.

Y vos siempre tan prêt-à-porter, casi como un abrigo de sastre.
Como si los calendarios se hubieran inventado para esperar gilipollas, para eso yo no estoy. No me gusta comparar pero el pan con ajo siempre fue mejor en mi casa.

Recuerdo haber apostado, sobre el musgo del pan guardado, también me acuerdo que perdí.

3 comentarios:

  1. Las comparaciones... qué odiosas y que terriblemente necesarias, a veces.
    Río.


    clapclapclapclap

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  2. la verdad es que tuve un pan guardado en un mueble antiguo, en el living de mi casa.

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  3. el moho siempre termina consumiéndolo todo, si no se guarda en un lugar seco a la mentira y esos panes duros.

    Saludos traicioneras (:

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